Magisterio que educa con el ejemplo… del cinismo

Charlas de taberna

Magisterio que educa con el ejemplo… del cinismo

MARCOS H. VALERIO

En Hidalgo, la educación pública no solo está en crisis por los resultados en las aulas: está secuestrada por una red de corrupción que opera con descaro bajo el paraguas del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) Sección XV y lo que queda del moribundo partido Nueva Alianza.

El caso más obsceno es el del presidente municipal de Zempoala, Francisco Sinuhé Ramírez Oviedo, exlíder sindical que llegó al cargo con la doble bandera de Morena y Turquesa. El mismo que presume “austeridad franciscana” mientras se calza zapatos italianos de 40 mil pesos y estrena camionetas de lujo que superan el millón y medio. El mismo que, en menos de un año, ha tejido una red de negocios familiares que haría sonrojar a cualquier cártel de cuello blanco.

Su hermano, Jesús Anhuar Ramírez Oviedo, despacha desde la presidencia municipal como un virrey invisible: coordina proveedores, fija “moches” obligatorios y reparte contratos a cambio de jugosas comisiones. Gasolina, uniformes, comidas para policías, compra y reparación de patrullas… todo pasa por sus manos.

Tan buen negocio es que ya le alcanzó para comprar una residencia de alta plusvalía en Valle de San Javier, en Pachuca. Nada mal para un servidor público que no aparece en ningún organigrama oficial.

Y la red no termina ahí. Profesores protegidos por esta estructura defraudan créditos Fovissste, venden casas sin escrituras y enfrentan carpetas de investigación que duermen el sueño de los justos. El director de la Telesecundaria 57 de Acatatlán, César Crisino N., es solo la punta visible de un iceberg que nadie quiere tocar.

Hace unas semanas, el contralor Álvaro Bardales Ramírez juró ante el Congreso local que “no hay intocables” en la lucha contra la corrupción. La realidad le responde con una carcajada.

Mientras el SNTE Sección XV se reúne en Pachuca para decidir el futuro de un partido moribundo, el verdadero debate debería ser otro: ¿en manos de quién estamos dejando la educación de nuestros hijos? ¿De maestros que enseñan con el ejemplo de la impunidad y el enriquecimiento ilícito?

El gobernador Julio Menchaca tiene en sus manos una decisión que definirá el resto de su sexenio: seguir abrazado a esta alianza tóxica con lo que queda de Nueva Alianza y sus operadores sindicales, o romper de una vez por todas con una estructura que ha convertido la educación pública en Hidalgo en un botín personal.

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